Nuestros artistas desconocidos favoritos

PRIMER LUNES DE ABRIL.Hace fresquito, amenaza lluvia, el Athletic nos amargó el mediodía con su decepcionante partido, y seguimos padeciendo, de forma cada vez más aguda, la vergüenza de sentirnos europeos cuando confirmamos el rastrero comportamiento de nuestros políticos, comunitarios y nacionales, ante la crisis de los refugiados llegados por la guerra en Siria; en fin, un señor lunes el que tenemos delante.

Nos preguntábamos hoy cuántos artistas ha habido siempre, y sigue habiendo, en esto de la music que, habiendo sido agraciados con el don del talento y a pesar de haber creado decenas de enormes canciones y varios discos maravillosos, un material perfectamente disfrutable por la mayoría de los aficionados al pop, jamás han conseguido el reconocimiento no ya de las masas consumidoras sino siquiera de un mediano grupo de admiradores.

Hay muchos casos, sin duda, y hemos hablado en este muro de F de varios de ellos estos últimos años. Hoy os traemos a uno de nuestros outsiders favoritos, que estas últimas semanas estamos pinchando mucho en La Estación de Neguri.

Se llama EAST RIVER PIPE de nombre artístico, pero en la vida civil atiende a Fred Cornog, nacido en Norfolk, Virginia (EEUU). No pararemos apenas en su agreste pasado juvenil (copiamos: «después de dejar el instituto hizo algunos trabajos grises e insulsos hasta que sucumbió al alcoholismo y a la drogadicción, además, una depresión que le llevó a la indigencia. Durante un tiempo vivió debajo de un puente cerca de la estación de tren de Hoboken».)
Conoció en esas penosas circunstancias a la que sería después su mujer y primera mecenas, que le montó un sello, Hell Gate, para que grabara sus canciones en formato casero y ediciones cortísimas. Posteriormente, un sello británico, Sarah Records, le publicó ya en condiciones homologables, dos lps y otros tantos eps. Fue en 1.995 cuando, ya en Merge, sello de prestigio universal dentro del indie, comenzó a publicar sus mejores discos, los que le dieron a conocer en todas partes. Estupendo género, nada menos que seis discazos, todos entre el notable alto y el sobresaliente, siempre en ese apartado del pop de autor lo-fi, pero más que digna en calidad de sonido.

«EAST RIVER PIPE está considerado artista de culto, un excéntrico, un cantautor respetado cuyas canciones han pasado por manos tan diversas como las de David Byrne, Okkervil River, Lambchop y The Mountain Goats. Su último trabajo hasta la fecha es “We Like In Rented Rooms”, una oda a los inadaptados y desamparados», leemos por ahí. Y como nos parece bien escrito, los copiamos y citamos su procedencia: la revista PlayGround.

¿Nuestros tres discos favoritos de East River Pipe, para que, si os place, los escuchéis? Pues son estos:

“Poor Fricky” (1995)

“The Gasoline Age” (1999)

“Garbageheads On Endless Sun” (2003).

¿Y qué sabemos de nuestro artista a fecha de hoy? Pues poco: que no ha grabado nada desde hace cinco años, y lo que sabemos desde hace ya tiempo, que no ha dado conciertos jamás, y que, claro, está, nunca llegó a tocar en España ni siquiera en Europa. Con lo que verle tocar en directo ha sido siempre un sueño casi imposible de cumplir. Incluso pillar una entrevista suya es misión imposible. Solo nos deja acercarnos a él escuchando sus canciones. En este caso, en lo de no llegar con su música a mucha gente, el artista ha puesto bastante de su parte, ¿no?

A raíz de la publicación del penúltimo disco de East River Pipe, «What Are You On?», en Mondosonoro (agosto 2.006) decían lo siguiente: «Del mismo modo que para los firmantes del decálogo Dogma 95 (ya saben, Von Trier, Vintenberg y compañía) una película no es una ilusión, un nuevo disco de East River Pipe no puede ser otra pieza en la cadena de ensayos, estudios, promoción y gira. Porque F. M. Cornog saca también sus fuerzas de limitaciones autoimpuestas. Grabar sólo en casa, no tocar en directo, hacer canciones sin más ambición que el mismo hecho de hacerlas.»

Sabemos que en nuestro hombre trabajó durante muchos años (¿lo seguirá haciendo, con sus actuales 45-50 años) en una fábrica de tejas, que tiene una hija biológica y otra adoptada, y que en sus momentos libres se retiraba a su habitación a componer canciones fabulosas, absolutamente merecedoras no ya solo de un mayor reconocimiento público que retire a un artista de este calibre de una ocupación impropia de sus capacidades, sino simplemente de que haya más gente que las disfrute.

Teclados analógicos, cajas de ritmo baratas, guitarra acústica… y un mini-estudio de grabación casero (un Tascam 388, debe ser), es el despliegue técnico que necesitaba EAST RIVER PIPE para crear su particular magia melódica en baja fidelidad. Y para convertir en música divina, melancólica pero hermosa, esas letras sin cocer que hablan de una vida a la que cuesta encontrar sentido, de las adicciones insanas y del daño bien concreto que a él causan, de la cotidianeidad y el hastío, de las repercusiones emocionales que le ha ido acarreando haber optado por el sendero marginal en su vida personal y artística, el undeground sin glamour alguno, en otras palabras; de las contradicciones sociales de EEUU, de la pobreza y de las miserias de capitalismo, de la soledad aun compartida…

Un seguidor español de EAST RIVER PIPE que consiguió que le respondiera a una carta y que en su web nos demuestra que conoce bien la obra de este artista, nos cuenta lo siguiente sobre los temas que aborda en sus canciones EAST RIVER PIPE: «La lucha constante entre el bien y el mal. La luz y oscuridad. Lógica y emoción. Pobres y ricos. Débiles y fuertes. Cordura y Locura. Aislamiento. Más bien una profunda soledad buscada. No me harán daño nunca más. O si? La vida es corta y puede acabarse en cualquier instante. FM Cornog solo escribe de lo que conoce y ha vivido. Drogas, putas, alcohol, esfuerzo y desencanto, abismo psíquico. Fugaces momentos de claridad y felicidad. Momentos de gracia perdidos. El trabajo es todo, el principio y el fin. No le interesa alimentar su ego».

No sabemos nada de la vida actual de nuestro artista, del hombre que una vez dijo: «El problema no es vivir en habitaciones alquiladas, el problema es no poder pagarlas». En el -poco activo- muro de facebook de EAST RIVER PIPE nada se dice de un posible nuevo disco, pero al menos sabemos que sigue ahí. Nos hace gracia este comentario que publicaba recientemente: «La vida es rara. Hace décadas, si me hubieras dicho que EAST RIVER PIPE aparecería reseñado en un libro junto a mis ídolos musicales Joy Division, Johnny Cash y Lou Reed, habría respondido, » Tómate otra cerveza, Nostradamus.» Pero qué puedo decir? La vida es rara».

Tras muchas dudas, hemos elegido esta canción: «Keep All Your Windows Tight Tonight», tema fabuloso de EAST RIVER PIPE que aparece en el disco «Poor Fricky», publicado en 1.995. Es una balada lenta, con deje nostálgico pero contenido que discurre plácidamente aunque no sin su carga de misterio, en una atmósfera sonora y unos arreglos suntuosos, dentro de la sencillez de un artista que, como decíamos antes, lo toca y canta todo en sus discos y los graba, siempre, en su propia casa. La magia del mejor pop, el de cantautor, el que más nos llega dentro, y además sin hacer daño.

Una pequeña mención a Vic Chesnutt

Emoción, mucha emoción, al ver el video de esta magnífica canción, que hoy llevamos varias veces repitiendo, en casita y bien calentitos tras el desayuno, en homenaje a VIC CHESNUTT, artistazo del folk-rock americano menos comercial y más reivindicable que se fue, aún joven (45 años), voluntariamente (una vida complicada la suya, tanto talento lastrado por insuperables limitaciones físicas…) el día de Navidad de 2.009. Hablemos un poco de él, si os parece.

A los 18 años, Chesnutt sufrió un accidente de tráfico que le dejó en silla de ruedas para el resto de su vida. «No sólo no podía andar», explicó tras su muerte Mark Kitcatt, director de la discográfica Pop-Stock!, «tampoco tenía movilidad en tres dedos de la mano izquierda. Y eso no le impedía tocar la guitarra y el piano de una forma única». Además, sufría fuertes depresiones y era bipolar; un tío con suerte Vic, la verdad. Se especula con que se suicidó (entre otras razones) porque no podía hacer frente a las deudas (se habla de más de 50.000 dólares de cañón) contraídas para atender sus problemas de salud, ya que carecía de seguro médico. Otro episodio de la vieja y repetida historia de los músicos (y de la sociedad) norteamericanos, el problema de la inexistecia de una Seguridad Social como la que nosotros tenemos y disfrutamos, a pesar de todo, aquí.

Pudimos ver en concierto un par de veces a VIC CHESNUTT, una de ellas -hace unos doce años- en un amplio teatro barcelonés y en primera fila. Verle desenvolverse en el escenario con tanto tesón (no dejaba que nadie le ayudara, y no se paraba precisamente quieto) a pesar de su gran minusvalía, escucharle cantar tan desgarradamente e interpretar sus impresionantes canciones con la intensidad y emotividad con que lo hacía, fue una vivencia única, puro estremecimiento, que queda ahí, para siempre.

Ah, la joven diosa susurrante que canta tan bien y embellece en este video el temazo de Giant Sand se llama Henriette Sennenvaldt, formó parte de una interesante banda danesa, Under Byen, y ha colaborado con Howe Gelb (que es quien toca el piano en el video) tanto en discos de Giant Sand como en alguno de los muchos que lleva grabados el genial (y nunca se usó este adjetivo con mayor propiedad) Howe en solitario. «Classico» aparece en «Is All Over the Map», publicado por esta magnífica banda de Tucson (Arizona, EEUU) en 2.004, y en ese disco Vic Chesnutt y esta chica hacían voces.

Quizá os suene más, como banda, Calexico que Giant Sand, pero lo cierto es que la maravillosa music de Giant Sand no perdió mucho (es nuestra opinión) cuando en 1995 Joey Burns, guitarra, y John Convertino, batería, dos de sus tres miembros fundadores, dejaron la banda para formar a los hoy muy conocidos Calexico. El gran talento lo tenía Howe Gelb, eso casi nadie lo discute, aunque Calexico vendan más discos y llenen más los conciertos que esos cambiantes Giant Sand que Gelb va conformando según las circunstancias le aconsejan (vive desde años en Dinamarca) para cada nuevo disco. Nos viene a la memoria ahora la estupenda frase de quien fuera su productor, el gran John Parish, que ha participado de forma decisiva en la apasionante última parte de la carrera de Pj Harvey: «Si sólo se le permitiera a una persona en el mundo seguir haciendo canciones, ése debería ser Howe Gelb».

Volviendo a Vic Chesnutt, se fue porque él lo quiso así, simplemente decidió que seguir no merecía la pena. Cada vez que ocurre esta tragedia nos planteamos mil preguntas, y nunca logramos respuestas mínimamemnte satisfactorias. Ahí lo dejamos, pues. Pero eso, qué pena, que se vayan los mejores, que con frecuencia son también los más sensibles, los más frágiles, los más vulnerables. Nos quedan sus canciones (editó diecisiete discos en dos décadas, trabajó lo suyo el hombre) y el recuerdo. Nuestros queridos LAMBCHOP le rindieron memoria con su disco «Mr. M».

«Classico» no es una de las composiciones de Vic Chesnutt, pero es la que nos ha hecho, de modo casual, volver a tenerle delante. Y es un temazo que, en solo dos minutos y medio, embruja al oyente; eso sí, con las mejores artes, sin volanderas, que decíamos de niños.

Peter Bruntnell este jueves 10 de marzo en el Antzoki

Tras mucho pensarlo, habíamos decidido ver a Bruce Springsteen en Madrid  el 21 de mayo. Era la única fecha en que podíamos. No somos fans acérrimos de Bruce (sí que lo somos, por ejemplo, de Tom Waits, Neil Young o Lucinda Wiliams, o de Tindersticks, o de Mcenroe o de Bonnie Prince Billy, o de Damien Jurado) pero el hecho de que el leitmotiv de esta gira fuera la interpretación de «The River», quizá el disco que más nos gusta de Bruce y, esto sin duda alguna, el que más nos recuerda cuando éramos más jóvenes, más ingenuos y más guapos. Nos costó tomar la decisión por lo caro de la entrada, por lo difícil de conseguirla y porque estos conciertos multitudinarios de artistas con tantos millones de seguidores en todo el mundo nunca nos han molado, por diversos motivos que no enunciaremos para no discurrir por el terreno de la negatividad. Preferimos lo positivo, siempre a favor de obra.

Venga, nos ponemos esta mañana al ordenador para pillar las entradas, cinco minutos antes de la hora oficial de inicio, que era a las diez de la mañana. Pues bien, solo hemos podido contactar operativamente (es decir, con opción de efectuar la compra de las entradas) con Ticketmaster (estaba ininterrumpidamente saturada de usuarios su web) a eso de la una y cuarto de la tarde, cuando solo quedaban a la venta entradas de visibilidad reducida. Queríamos las de pista, de las ver de pie el concierto, y no ha habido manera. Pensábamos que sería más viablel conseguir estas que las de sentado, pero qué va. Más de tres horas de impaciente espera para nada. «Agotadas». Sin opción alguna de compra, y ello a pesar de que hemos sido más diligentes imposible.
Pues vale; a otra cosa, mariposa.
Muchas son las cosas, y casi ninguna buena, que nos pide el cuerpo comentar sobre tantos miles de personas que dicen adorar el rock y solo van a ver a Bruce, a los Rolling, a Elton John, a Bryan Adams, a Metallica o a su santa madre. Porque hay infinidad de artistas y bandas de enorme calidad que transitan por territorios sonoros similares al de estos monstruos que gozan de fama planetaria y de la publicidad gratuita de los medios de comunicación de masas, que a pesar de haber creado una obra colosal en unos casos, o incipiente y renovadora en otros, que apenas reúnen a unas decenas de personas en locales modestos y de fenomenal solera y compromiso con la escena musical que se juegan su supervivencia casi en cada concierto, al igual que lo hacen los promotores de estas bandas y artistas. Solo hay público, se diría, para los grandes festivales y para los nombres de relumbrón a nivel internacional. País. Nos gustaría que las cosas fueran de otra manera pero…

Vale, no veremos a Bruce, pero este mismo jueves en el Antzoki bilbaino (habrá que compaginarlo como se pueda con el partido del Athletic) podremos ver en concierto a PETER BRUNTNELL, el mejor representante imaginable de lo más genuino del pop británico, a pesar de que casi nadie le conoce por estos pagos. El promotor del evento es el selllo Hanky Panky Records, de nuestro buen amigo Iñaki, con quien nos vemos en tantos conciertos, el último el pasado sábado en el homenaje a Bowie.

«Las canciones de PETER BRUNTNELL basculan entre el rock americano y el pop de exquisita facturación. Su nuevo álbum que vendrá a presentar al Kafe Antzokia verá la luz el próximo mes de abril bajo el titulo de “Nos Da Comrade”. Joé, qué bueno.

Seguimos, la cita es estupenda, sin duda, confiad en nosotros y en el propio Iñaki, infalible al elegir a sus artistas. Tuvimos ocasion de comprobarlo, una vez más, en el elegante e intenso concierto -gratuito, además- de Alan Tayler hace un mes en el Colegio de Abogados de Bilbao.

Por cierto, ¿cuánto cuesta la entrada para ver en directo a PETER BRUNTNELL? Cinco euros. Sí, cinco euros, menos que un cubata y que el cine. Y sin agobio ninguno para comprarla, y sin mogollones de gente que a veces te impiden disfrutar del set. ¿Cuánta gente irá? Ya veremos.

Sobre la calidad de este artista británico, tres cositas:

1) hemos escuchado varios de sus discos, y nos gusta mucho. Los hemos puesto a sonar estas últimas mañanas en La Estación de Neguri y ha funcionado a las mil maravillas. Pop-rock exquisito, con toque, sensibilidad y carisma de cantautor.

2) nos cuenta el propio Iñaki en la promo de este concierto lo siguiente: «El New Musical Express publicó en su momento que los discos de Bruntnell deberían ser estudiados en las escuelas. Tiene publicados 9 discos de estudio y entre sus fans se encuentran Peter Buck de REM, Kurt Wagner de Lambchop o Jay Farrar de Son Volt. Nos encontramos ante uno de los compositores más consistentes de la actual escena británica».

3) la referencial revista Mojo ha puesto por las nubes al disco que publicará el próximo abril y que presentará PETER BRUNTNELL en su actual gira, que incluye la cita de Bilbao de este jueves

Son argumentos de peso, sobre todo los dos últimos. Pero escucha esta canción que te ponemos más abajo y créate tu propia opinión. Nos vemos el jueves.

(Nota: pensábamos hablar hoy del estupendo concierto que hemos programado para este viernes 11 marzo, con la colaboración de la cerveza La Salve, en nuesto local, pero lo dejamos para mañana, que hay tiempo. Eso sí, anota la fecha en tu agenda, que luego se te pasa)

Vamos con la cancionaca de PETER BRUNTNELL. Se titula «Handful Of Stars» y es el primer tema (zo) del que creemos su primer disco, «Normal For Bridgwater», datado en 2.000. También figura en su disco recopilatorio «Retrospective», que es una gozada absoluta. Lo dicho: nos vemos el jueves en el Antzoki.