Solo nos quedan los jóvenes

SÁBADO. Solo nos quedan los jóvenes; nuestra generación, que es la que dirige el mundo, ya ha dejado bien claro lo que da de sí.

Paso a la juventud, que tiene derecho a perseguir la felicidad y el bienestar, a no encontrarse un planeta desquiciado e inhabitable.

Se llama JULIEN BAKER, es de Memphis, Tennessy (EEUU) tiene 22 años, y acaba de publicar su segundo disco largo, una maravilla de escueto folk-rock de autor titulada «Turn Out The Lights». Pero en esto no le hagamos caso: hay que dejar bien encendidas las luces, si creemos en un futuro viable, es necesario que se vea nítidamente la magnitud del desastre. Y es que, no conformes con lo conseguido, seguimos innovando, creando más desgracia, miseria moral e injusticia.

No nos es suficiente con el terrorismo, los chalados armados matando al personal indiscriminadamente, las guerras que nunca acaban, los nacionalismos fanáticos y excluyentes, los populismos demagógicos, la corrupción sistematizada, la precariedad laboral, los atentados al medio ambiente, la explotación de la mujer (¡asco de prostitución!)… la violencia machista y otros horrores de parecido pelaje: en el periódico leemos hoy que en el país que vio nacer a esta joven artista, modelo de prosperidad y democracia para algunos desinformados, se ha detectado un incipiente mercado: el de cadáveres humanos, familiares que venden los cuerpos, en parte o en todo, de sus difuntos para sacar algo de pasta y/o porque no pueden costearse el entierro. ¿Qué estamos haciendo?

Lo dicho, que los jóvenes empiecen ya a tomar cartas en el asunto, el futuro es suyo. Solo nos quedan los jóvenes; nuestra generación, que es la que dirige el mundo, ya ha dejado bien claro lo que da de sí.

Paso a la juventud, que tiene derecho a perseguir la felicidad y el bienestar, a no encontrarse un planeta desquiciado e inhabitable.

Estreno de la serie dramática «La zona»

Impresionados como estamos por la calidad y solvencia técnica de las series americanas, sin llegar a decepcionarnos (las expectativas eran altas, la crítica la había puesto muy bien) y aunque lo vimos con interés y agrado no nos emocionó en exceso este primer capítulo de «La zona» pese al más que correcto (y un poco irregular, hay que decirlo) nivel de la obra y al decisivo acierto de contar en el papel principal con el mejor actor español, Eduard Fernández.

Lo único que nos llamó, y muy poderosamente, la atención fue la banda sonora, por acertada a la hora de crear, mejor dicho acompañar, los diversos estados narrativos y emocionales de la historia, y por su calidad musical, por moderna, ruidosa y arriesgada. De quién será la banda sonora, nos preguntamos, pero no llegamos a saberlo con los títulos de crédito, siempre tan poco considerados con los técnicos y artistas no actorales. Tuvo que ser nuestro amigo Ricardo Lezón quien nos proporcionara la información: el autor de esta impecable, eficaz en lo narrativo y llamativa en lo estrictamente musical banda sonora es el parisino OLIVER ARSON que colaboró (órgano y samplers) con MCENROE en el disco «Tú nunca morirás». Pues mira qué bien. Enhorabuena, Oli y suerte en tus proyectos.