Escuchamos a Kurt Vile desde nuestra terraza

ESPLÉNDIDO DÍA PARA DISFRUTAR DE LA TERRAZA DE LA ESTACIÓN, TU LOCAL FAVORITO DE GETXO.
CANCIÓN DEL NUEVO DISCO DE UNO DE LOS GRANDES VALORES DE LA MÚSICA DE EEUU, el amigo KURT VILE, NUEVE MINUTOS DE ACOGEDORA PSICODELIA ROCK DE CANTAUTOR.

Se nos queda muchas veces pequeña con sus cuatro mesas y 16 sillas, pero la verdad es que el ambiente terrazil de La Estación a lo largo de todo el día, con su tarde y su noche, y desde buena mañana, es estupendo. Y si prefieres quedarte dentro del local, al fresquito, puedes escuchar musicón como este de KURT VILE, joven artista norteamericano (nació en Philadelphia, en 1980) al que seguimos los pasos desde hace años.

Recordamos, allá por 2006 -más o menos- su irregular concierto en el Rock Star de la Gran Vía de Bilbao con los interesantes, brumosos, muy eléctricos y recién aparecidos War & The Druggs ante solo un par de docenas de asistentes y otro que dio también con este grupo, ya más rodado en escena, en la playa donostiarra dentro del programa del festi de jazz, hace unos cuatro o cinco años. Más adelante le vimos, ya en el actual formato Kurt Vile & The Violators, en un conciertazo en Barcelona. Es uno de los grandes del momento, sin duda.

Tras un disco excelente («Smoke Ring For My Halo» que, grabado hace un par de años suponía ya su quinta obra en solitario, es decir, con los Violatros), vuelve a la carga KURT VILE, ya con un prestigio consolidado, hecho un padrazo de familia y con una imagen diferente a aquella con la que le conocimos de melenudo rebelde y ensimismado/despistado. Y lo hace, para nuestra felicidad, con un disco tan bueno o mejor que todo lo que ha grabado hasta ahora, titulado «Wakin On a Pretty Daze», y a buen seguro más asequible para grandes públicos que su obra precedente; se abre el disco con este tema tan envolvente y evocador, delicadamente épico y algo lisérgico que hoy os proponemos.

El rock de cantautor que podría liderar una banda o incluso lo hizo en el pasado, como KURT VILE, pero al final decide que solo uno va más a su aire y acaba montando su propio proyecto para contar sus historias a pecho descubierto y sin renunciar a nada, y que sin mayores reservas pero con mucho criterio, toma prestado de aquí y de allá, de lo viejo y de lo nuevo, y nos referimos al pop, el rock, el folk y la psicodelia más que nada, está muy en auge.

KURT VILE es una muestra abrumadora de ello. Escuchad esta canción, «Wakin On a Pretty Day», con un poco de atención y hasta el final, con esa increíble parte instrumental, y lo comprobaréis. Es como un mantra para darle vueltas a todo y quedarte donde estabas, pero más contento. Fantástica música, sin grandes innovaciones ni experimentos, simplemente mezclando influencias y sonidos, y componiendo preciosas melodías, claro. Nueve minutos largos de gozada. Buen día a todos, y a todas.

Dos pelis: «Días de Patagonia» y «Érase una vez en Anatolia»

HABLEMOS UN POCO DE CINE: hemos visto esta semana dos pelis de esas menos comerciales y más artísticas y tal. O sea, de las que solo se pueden ver en los Multis de Bilbao, que ya forman parte de nuestra vida, tantos años yendo varias veces al mes.; que, por favor, no los cierren nunca: sería una pérdida irreparable para quienes amamos este cine de calidad que, lamentablemente, tiene un público, aunque fiel, muy minoritario. Al tema: «DÍAS DE PATAGONIA», del bonaerense Carlos Sorín, tiene el encanto y el doméstico misterio poético, de intriga psicológica, de su obra anterior (nos encantaron sus «Historias mínimas» y, algo menos, pero también, «Bombón, el perro») pero, por ponerle una pega, se nos queda corta de metraje (solo hora y cuarto, se pasa de escueta) y de historia, no porque tenga poco o soso contenido sino porque te deja con ganas de más, de que continúe la historia de un padre cincuentón y su hija reencontrados tras años de separación en Patagonia. Él, intentando aficionarse a la pesca para superar su pasado de alcohólico sin hobbies ni esposa ni trabajo estimulante ni agarradero alguno al que asirse; ella, olvidando el desamor paterno y creando, con coraje y resignación, una modesta familia en una zona de la Patagonia poco poblada y un tanto inhóspita. Bocetos muy atinados de retratos psicológicos de la fauna local, del sistema y la organización social de un ámbito rural ignoto para un señor de Buenos Aires y un espectador de Getxo, paisajes fotografiados con tanto respeto y distancia emocional como militante rechazo del preciosismo de postal, «Días de pesca en Patagonia» es una especie de western casi crepuscular en el que la violencia y la tensión es sutil y psicológica. Muy bien narrada, nos parece recomendable, particularmente para fans del cine pausado y de personajes y temáticas muy humanos. El peso de los polvorientos fardos del pasado y de esos grandes errores, hoy incomprensibles entonces casi inevitables, que dejan heridos en el camino a los que es hora de atender y dar explicaciones para recuperar su afecto y para reencontrarnos con lo que algún día fuimos y lo que aún recordamos como nuestra mejor versión. No volverá a ser igual, pero quizá dejará de ser tan crudo e insoportable, parece querernos decir Sorín.

¿La otra peli? «ÉRASE UNA VEZ EN ANATOLIA», Gran Premio del Jurado en Cannes 2011, del director turco Nuri Bilge Ceylan, nos en-can-tó, aunque reconozcamos que le sobra autocomplacencia, reiteración de planos y casi una hora de cinta. Porque todo lo demás es digno de aplauso, desde la historia (tres coches, con policías, un médico, el fiscal y el comisario de una pequeña ciudad y un asesino pasional confeso transitan por aisladas y mal pavimentadas carreteras rurales intentando localizar la ubicación de un cadáver enterrado por el homicida que va en la comitiva y no recuerda dónde sepultó a la víctima, hasta el modo de contarla (una road movie que va in crescendo en interés y tensión, con personajes certera y compasivamente descritos, con sus problemas cotidianos tan bien auscultados y sus maneras de ser tan opuestas y, sin embargo, tan similares). La detallada y amena descripción de la sociedad rural y urbana turca, de los -para nosotros- solo relativamente extraños paisanos que la conforman, del peculiar entramado de la policía y la Justicia, de la Administración local, de la Sanidad, de la forma de ser y sufrir de las gentes (esa preciosa adolescente, hija del alcalde para más señas, condenada al ostracismo en una miserable aldea; ese médico desorientado, deprimido y sin ánimo para enfrentarse a sus decepciones vitrales) de las tensiones urbe/campo, tradición y ancestros/modernidad y UE…, la peli ilustra perfectamente la idiosincrasia otomana, y lo hace utilizando como vehículo una historia harto original aderezada con brotes exquisitos de humor (el adusto fiscal que se parece e imita a Clark Gable), sin rehuir al núcleo narrativo: un drama anclado en las perversas tradiciones seculares de zonas atrasadas del planeta, expuesto de modo tan crudo como desapasionado, y con un final insólito, rayano en la perfección: una autopsia, en la que lo que analiza y destripa es bastante más que el cadáver de un asesinado por un conflicto pasional. Sin duda, «ÉRASE UNA VEZ EN ANATOLIA» es, con sus visibles imperfecciones y desmesuras, una de las pelis de la temporada.

Os dejamos hoy con el británico JAMES BLAKE y el tema que da nombre a su segundo disco, «Overgrown». Delicioso. Una especie de Antony con electrónica en lugar de orquesta de cámara y piano. Pero con entidad propia, sin duda.

Ambientazo ayer en el mercadillo «BON VINTAGE»

¿Te lo perdiste? No todo el mundo compró, por supuesto, pero sí que lo pasamos estupendamente todos en el MERCADILLO «BON VINTAGE» , porque ¿a quién no le gusta disfrutar del mejor ambiente, con gente conocida, otra no tanto, pero todas con ganas de entretenerse y dejar a un lado las preocupaciones cotidianas?. Y es que en La Estación puedes tomar tu bebida o refresco favorito, unos vinos o unas cañas o unos gintonics vespertinos, y si se alarga la cosa, darle feliz respuesta al apetito con los famosos Sandwiches Zampa (de más de una docena de clases, además de los clásicos de roastbeef, bonito picante y pollo al curry), nuestras Raciones caseras (ensaladilla rusa, chipirones en su tinta y champis en salsa, lo más solicitado) y las sabrosas Tostas, entre las que destaca la de jamón ibérico y la de queso brie con anchoíllas. Y a eso de las diez y media/once de la noche, tranquilamente, a casita, con el mejor humor del mundo tras haber hablado de esto y de aquello con este y con aquél.

HOY, VIERNES, CONCIERTO DEL JOVEN DÚO THE WIND QUE HARÁN VERSIONES DE CLÁSICOS DEL POP Y ROCK DE LOS 60 Y 70, ADEMÁS DE TEMAZOS POP DEL, 2000 PARA ADELANTE, E INCLUSO ALGUNAS CANCIONES PROPIAS. Ya sabes, a partir de las ocho y cuarto de la tarde.

La Estación, espacio cultural y lugar de encuentro

La sencilla fiesta de inauguración de la nueva exposición de La Estación, consistente en cerámicas (espejos, platos y murales) de Agurne García y su alumna Blanca Domínguez, estuvo muy concurrida y se prolongó hasta pasadas las diez de la noche.
Estos actos son una magnífica oportunidad para hablar con los artistas, para toparse con gente que gusta de la expresión artística y para tomar algo en un ambiente especial. Desde sus inicios, en La Estación los artistas se encuentran como en casa, y quizá por ello es muy frecuente ver a músicos, pintores, artesanos, fotógrafos, etc, en nuestro local; de hecho, muchos de nuestros más habituales clientes y amigos son artistas, ya profesionales ya aficionados. La Estación nació con esta vocación de ser algo, bastante más, que un establecimiento hostelero. Y en ello estamos y seguimos.
Tras la estupenda expo de las pinturas paisajísticas y levemente impresionistas de TXEMA DOMÍNGUEZ, toca ahora el turno a las CERÁMICAS DE AGURNE GARCÍA Y BLANCA DOMÍNGUEZ; confiamos en que os gusten tanto como a nosotros. Los espejos, en concreto, nos han impresionado de lo grandes y lo bonitos que son, y del trabajo y el esmero que -tiene toda la pinta- exigen para su producción.

Charla con Agurne García sobre la exposición

Hablamos ayer con AGURNE GARCÍA, PRINCIPAL PROTAGONISTA (es la diseñadora de todas las piezas que se exponen; la otra artista que muestra sus cerámicas, Blanca Domínguez, es alumna de Agurne) DE LA EXPO DE CERÁMICAS QUE INAUGURAMOS HOY CON UNA FIESTA EN LA ESTACIÓN. Y esto es lo que nos contaba:

– Natural de Sopelana, donde vive, Agurne García es ceramista desde 1979, y el trabajo con el barro es su profesión casi desde entonces
– Combina el trabajo de producción de cerámica con clases a adultos sobre esta disciplina de la artesanía
– Ha expuesto su obra en varias localidades vascas, normalmente en Aulas de Cultura, como las de Getxo o Durango
– Ha realizado estudios de cerámica “de alta” y “de baja”, es decir, la que se hace altas temperaturas (entre 1.200 y 1.300 grados) y a bajas (de unos 1.000 grados, para arcilla y barro)
– Ha dejado de llevar sus piezas de cerámica a las ferias de artesanía, porque no se vende nada: “es que no merece la pena, no cubres ni siquiera los gastos. La gente te dice que es muy bonito, pero no compra; lo que se lleva a casa el público es queso y chorizo, lo que depara una satisfacción inmediata”
– Preguntamos a Agurne por qué hay que comprar artesanía. Responde la artista: “comprar artesanía es ayudar a mantener la tradición de los profesionales artesanos, que están desapareciendo; son piezas hechas con cariño, una a una, y por eso son exclusivas, únicas, no hay dos iguales. No tiene nada que ver con el concepto Ikea, que nos ha llevado a que en miles de casas existan los mismos objetos, lo que conduce a una despersonalización de nuestros hogares”
– La magia de la producción de cerámica: “Me siento bien elaborando objetos bellos que trasmitirán cosas a quienes los compren y los integren en su espacio cotidiano. Es muy emocionante usar el horno, mirar y manejar el fuego y el calor y disfrutar viendo cómo transformas, apenas solo con tus manos, lo que en principio es simple barro y lo conviertes en una pieza que pude tener un uso funcional o estético, o, con frecuencia, las dos cosas a la vez”.

CÓMO SERÁ LA EXPOSICIÓN que hoy se inaugura:

– Compuesta por 12 ó 13 piezas, son cerámicas diseñadas y producidas para ser colgadas en una pared, “porque con la cerámica todo el mundo piensa en vasijas, pero también hay otros formatos y piezas casi planas, sin tanto volumen”.

– Espejos, platos y murales: Espejos con marco de cerámica, algunos de ellos bastante grandes(1,2 x 0,9 metros ); Platos en los que se fusionan cristal y cerámica; y Murales, abstractos, con colores diferentes y cristales fundidos, estos son los tres tipos de cerámicas que expondrán Agurne y Blanca en La Estación

– Precios asequibles, aunque no tirados, porque “esto es artesanía, lleva muchas horas de trabajo y el coste de la materia prima es cada vez mayor”.

Pues lo dicho: A ESO DE LAS OCHO MENOS CUARTO DE HOY, JUEVES, SE INAUGURA, con un sencillo ágape y una estupenda selección musical, LA EXPOSICIÓN DE CERÁMICAS DE AGURNE GARCÍA Y BLANCA DOMÍNGUEZ en Las Estación.
Te esperamos.