VILLAGERS EN CONCIERTO EN BILBAO

TRAS EL CONCIERTO….

¿Que qué tal ayer VILLAGERS ayer en el Antzoki bilbaíno? Pues así de bien, mira el video («Courage», no la tocó hasta el segundo bis) y juzga por tí mismo/a.

Todo el mundo salió más que contento,había bastantes fans entregados y celebrativos, pero mucha menos gente de lo que esta banda merece, por mucho que fuera domingo y lloviera y que nos juntáramos unas 250 personas, calculo.

Pop delicioso de cantautor, elaborado y con bellas armonías en la onda de Deat Cub for Cutie o The Divine Comedy e incluso a veces Father John Misty; y en los pasajes más electrónicos, recargados y festivos el sonido nos recordaba al del Sufjan Stevens más lúdico y mariposero.

Pop elegante el de VILLAGERS, que en el directo de esta gira suena menos melancólico e intimista que en los discos y que en su gira anterior, en lo que colabora decisivamente no soloel mayor despliegue instrumental sino también el hecho de que que Connor- convertido en un frontman con todas las de la ley, generoso en gestos e incluso bailes- nos muestre su lado más extravertido, pop-rockero y divertido. Nota aparte merece su voz, potente y delicada en una dicción ejemplar, con preciosos falsetes y sostenidos agudos. Eso es cantar bien, diría yo.

La puesta en escena me pareció perfecta, con doble teclado (dos musicazos, chico y chica que dominaban su complejo trabajo a la perfección, con sutileza y precisión), bajo y batería, y dos trompetas -tocadas por el teclas y el baterista- que sonaban ocasionalmente para remarcar a intensidad emocional de ciertos pasajes, además de la guitarra acústica del líder, una reconocible y pertinente programación electrónica y ruiditos/efectos sonoros que reducen la impronta folk de algunas canciones y añaden atractivo y poderío al sonido en concierto. Cinco músicos, todos brillantes excepto el bajista de quien no pudimos siquiera formarnos opinión, de lo poco relevante que era su aportación.

En resumen, music para todos los gustos, pop pluscuamperfecto con más de media docena de singles irreprochables y un evento atractivo y ameno a más no poder.

No lo negaremos, somos más de un folk/pop intimista y sobrio en sonoridad, con duende, cercanía emocional y rico en sentimiento (es decir, Villagers en disco, último incluido), pero no tenemos nada que oponer a este formato y a esta manera de presentar las canciones. De hecho, lo pasamos fenomenal.

¿Te lo perdiste? Pues una cosa: este tipo de music es la más difícil de pillar en Bilbao, que lo sepas. Artistas de nivel medio-alto en la escena indie internacional como VILLAGERS son casi imposibles de ver en Bilbao, y con ventas de entradas tan pobres como la de ayer difícilmente van a cambiar las cosas.

Es un hecho, estamos a punto de bajar a la zona media de la tabla cuando creíamos habernos consolidado en territorio UEFA. Poco que hacer, sí.

 

LLEGO EL DÍA 18 de noviembre:

Conocemos, y amamos, las canciones de VILLAGERS desde su sorprendente disco «Darling Arithmetic» (2.015), que contenía vetas de oro de muchos quilates como «Everything I Am Is Yours» y «Hot Scary Summer» y dos pulidísimos artefactos de sobria orfebrería folk/pop, ambos singles impecables, «Courage» y «So naive».

Ya este año (dos después del estupendo doble en directo «Where Have You Been All My Life?»), el buen irlandés que es Conor O’Brien, uno de los más talentosos exponentes de la renovación del pop desde el enfoque folk/cantautor urbano, nos ha entregado «The art of pretending to swim» otra joya única, un disco más complejo y elaborado, menos intimista y más lúdico (el propio artista dice que algunas canciones son incluso bailables; no es de extrañar, «A Trick of the Light», por ejemplo, remite un poco a The Postal Service) con sonido más cuidado y referencias que miran a un pop de cámara más extravertido, con abundantes teclados, detalles de electrónica y tal, que han subido un poco, que tampoco mucho, una cotización crítica y un reconomiento de los aficionados que, pensamos, siempre han estado por debajo de la originalidad y calidad de su producción artística.

“Cada álbum es una oportunidad para aprender algo nuevo y en esta ocasión he estado muy en contacto con la tecnología” reconoce Conor O’Brien sobre su último disco. «Realmente a mí siempre me había interesado todo lo relacionado con la producción y la mezcla. Ya lo había hecho antes, pero no muy bien, y sin disponer de un buen equipo utilizaba lo primero que pillaba. Pero esta vez quise ponerme en serio y aprender de verdad. Estudié un montón, leí muchos manuales y conseguí un mejor equipo. Empecé en serio con el tema de la mezcla y me puse a practicar haciendo remixes para amigos… Todo eso lo he podido trasladar al sonido del disco» (extraído de una reciente entrevista concedida por Conor O’Brien a la revista mondosonoro, publicación que, por cierto, tienes a tu disposición cada mes en La Estación de Neguri).

Vale, sin duda son estos dos últimos los discos que más hemos escuchado de VILLAGERS pero, atentos, que hay dos anteriores, «Becoming a Jackal» (2.010) y «(Awayland)» publicado en 2.013, que merecen, y mucho, la pena. No es simple completismo, qué va, son obras atractivas e interesantes por sí mismas. Esta mañana, sin ir más lejos, la hemos dedicado a escuchar «(Awayland)» y nos ha encantado; y, a ver, no me digas que «The waves» (lo tienes abajo) no es un temazo…

Nos vemos: Kafe Antzoki, hoy a las ocho y media. VILLAGERS EN CONCIERTO, en formato estelar (lo confirma el propio artista: «voy con la banda al completo. Muchos sintetizadores, muchos tipos de instrumentos,… va a ser toda una experiencia y muy divertido. Queremos que la gente se lo pase muy bien, que bailen un montón. Yo me podré mover más libremente por el escenario y disfrutarlo más. Va a ser una pasada».

Pues eso, que ahí estaremos. Y saluda, que no cuesta nada.

Así está sonando de bien en esta gira. Precisamente canta, y cómo de bien, A Trick of the Light»