Reivindicando los discos menores, que no son tales

Al grano: cuando sugerimos lo de discos entre buenos y muy buenos de este año que han sido publicados por autores más o menos consagrados que ya han publicado lo que se presume mejor de su obra o que han estado sobreexpuestos recientemente y pueden haber generado cierto efecto cansancio, je, y quizá por ello no han suscitado tanta atención como pensamos se merecían caben destacar, en nuestra opinión, los que han publicado este año quienes siguen, y salto párrafo para dar descanso al lector/a:

Grizzly Bear, The National, Perfume Genius, Alt-J, Foxygen, Aimee Mann, Robyn Hitchock, Iron & Wine, Benjamin Clementine, Robert Plant, Ariel Pink, Clientele, Beck, Bjork, Destroyer, The New Year, Real Estate, Kevin Morby, Lana Del Rey, Mogwai, Zola Jesus, Feist, los veteranísimos Pere Ubu…

(no, a los discos de Arcade Fire, The War on Drugs y U2 no se refiere esta lista)

Son unos cuantos, y en en nuestra opinión, todos los arriba citados son defendibles y muy disfrutables si dejas a un lado prejuicios, expectativas escesivas y/o opiniones previas y te limitas a escucharlos atentamente.

Retomando el hilo: todos los años hay uno o varios buenos, incluso muy buenos, discos esperadísimos y de banda importantes que gozan del aprecio de público y crítica a los que, por la razón que sea, apenas se les presta atención, habitualmente ni para bien ni para mal, ni se los elogia ni se les machaca. Si lees una reseña parece escrita con pocas ganas, como de incomodidad o cansancio, como sin haber escuchado a fondo el disco, como si el veredicto estuviera ya escrito antes de abrir el disco.

Pues nos da la impresión que algo así es lo que ha ocurrido este año, tanto entre medios como entre aficionados, con «Painted ruins» publicado tras cinco años de parón discográfico por una de las bandas más peculiares y con más lucido currículo del pop-rock emblemático de este siglo, los neoyorkinos (de Brooklyn) GRIZZLY BEAR, cuyas primeras y maravillosas canciones, también un poco desconcertantes (las escuchamos en su momento, hablamos de 2.004, con su atractivo “Horn of Plenty”, folk extraño con sonido al uso en la época, lo-fi; y de 2.006, con el impactante «Yellow House», que les abrió a un público un poco más amplio) iban más de neo-folk raruno que del actual pop adulto psicodélico, pero entre ambas etiquetas se movía en un principio su sorprendente y goloso pastel sonoro, y que con «Vecktimest» (2009) acabaron haciendo uno de los discos más impecables que hayamos degustado desde que estamos en el euro, por lo menos. También fue fenomenal el siguiente disco de GRIZZLY BEAR, «Shields» si bien logró menos repercusión. ¿Sería que la inconfundible -y un poco melosa y melodramática- voz en falsete de Daniel Rossen ya estaba cansando un poco?

El caso es que, para algunos pocos, entre los que me cuento, el nuevo disco de GRIZZLY BEAR, está a la altura de su impecable discografía, en la que han apostado dedicidamente por letras más comprometidas con temas sociales y por la music sofisticada y elegante, un chamber-pop exultante de arreglos y requiebros vocales, con guitarras, sintes y electrónica en perfecta armonía abandonando el espíritu original del free-folk raruno de sus inicios, y quizá sin los temazos incontestables de «Vecktimest» pero con un conjunto de canciones más que notable en un disco muy defendible, que ponemos a menudo, y nadie se queja, en La Estación de Neguri.

Y es que no todo puede/debe ser rutilantes novedades (que nos encanta descubrir artistas nuevos y a los que no cnocíamos pese a que tuvieran ya varios discos, y seguir a quienes apenas han publicado nada y le presumes mucho potencial) como lo han sido para nosotros últimamente King Krule, Aldous Harding, Phoebe Bridgers, Big Thief, (Sandy) Alex G, Julien Baker, Benjamin Booker, Tyler The Creator, Tift Merritt, Moses Sumney, Maria Arnal y Marcel Bagés, Eric Bibb, Ian Felice, Chris Stapleton, Girl Ray, Arca, Sampha…

Bueno, pues entre una cosa y otra, entre la lista anterior y la que le precedía, encuentras muchos de los artistas cuyo disco más nos ha engatusado este año.

Comencemos el día con este peazo sigle de lo nuevo de GRIZLLY BEAR, quizá el grupo más olvidado de las decenas de listas de lo mejor del año que hemos ido leyendo de medios nacionales y extranjeros estos últimos días. Que recordemos, no hemos visto a «Painted ruins» en ninguna lista. Y creemos que merece ser escuchado y valorado.

Probad con este «Mourning Sound», para nosotros, uno de los singles del año. Pop melancólicamente bailable.