¿Cómo puede gustarnos tanto el country-folk-blues?

¿Cómo puede gustarnos tanto el country-folk-blues? Hay que ser valiente y asumirlo, esto es casi más una enfermedad que una debilidad.

Mira que no somos nada especialistas en este estilo (ni en ningún otro), qué va, pero nos encanta escuchar a los nuevos valores y los artistas más o menos jóvenes, y los ponemos aquí a menudo, sean más campestres, más blues o más songwritters atormentadillos (Jason Isbell, Chris Stapleton, Justin Townes Earle, Sturgill Simpson, Tyler Childers, Levi Parham, Sam Outlaw, Scott H. Biram…, hablando solo de personal que ha publicado disco este año o el pasado) e incluso más mirando al pop o al folk desnudo (Conor Oberst, Jeff Tweddy en su disco en solitario, Andrew McCombs…).

Eso sí, cuando uno vuelve a los veteranos de verdad, que llevan décadas en el negocio y las han visto de todos los colores, preferentemente tirando a oscuro, el horizonte se te mueve… porque esto es algo más que music, es arte, sentimiento en estado puro, la intensidad emocional y la autenticidad de la historia que contaron y portan consigo genios y pioneros como Woody Guthrie, Hank Williams, Townes Van Zandt, Johnny Cash, Bob Dylan… Palabras mayores.

MALCOLM HOLCOMBE es uno de los más veteranos country-men de la pradera (y menos reconocidos, forma parte casi del underground del género), con su voz, más cavernosa que áspera, castigada por excesos tan comunes como insanos y su amplia discografía cuesta incluso encontrarla reseñada, pero por algo será que tanto Lucinda Williams como Steve Earle le citan como uno de los más grandes compositores de ese espacio musical en el que los dos son poco menos que el dios y la diosa. MALCOLM HOLCOMBE ha publicado este 2.017, mediados de abril en EEUU y de mayo en Europa, un disco que hace el número 16 de su carrera y se titula «Pretty Little Troubles»; se nos había pasado, pero lo hemos visto destacado como uno de los discos del año en la lista de «americana/folk» de Mondonoro (gracias, amigos) y, cómo no, vamos a recuperar el tiempo perdido.

«Malcolm Holcombe ofrece su nuevo disco a los sueños, lágrimas y sudor de aquellos refugiados y emigrantes que lucharon por una vida más digna a través de ese autobús de la Americana siendo testigo en primera persona sus adversidades particulares, poesía y metáforas que contienen no solo amor y furia, sino hacia la desesperanza, un grito hacia esos vulnerables en la sociedad actual y su sufrimiento» leemos en una reseña de la apreciada revista Dirty rock.

Ves este vídeo de una de las canciones -escorada al blues y al gospel-, del disco nuevo de MALCOLM HOLCOMBE y, además de prenderte por ahí minuto uno, y de emocionarte hasta extremos poco habituales cuando escuchas music, te da por pensar que todavía componer canciones y trasmitirlas a la gente tiene sentido; que todavía algunos artistas, incluso cuando se hacen mayores, reflejan y viven muy dentro las cosas importantes, los problemas, lo que trasciende, lo que nos hace humanos.

¿No podría traerlo alguien de gira por aquí? Será complicado porque ya estuvo en 2.016 pero nos permitiría alucinar viendo cosas como esta del video de abajo. Y tocó también, ejem, lo acabamos de comprobar, vía Google -y bochorno nos da-, en Gernika en 2.015, y en Donosti en la gira de 2.016. Escucha este temazo en directo y sabrás por qué le llaman el Tom Waits de los Apalaches: