Magnífico concierto de Cass McCombs

MAG-NÍ-FI-CO concierto del californiano CASS Mc COMBS en la novísima KutxaKluba, uno de las decenas de espacios que tiene el magno edificio Tabakalera de Donosti. No la conocíamos, y te contamos: se trata de una sala idónea, por tamaño, escenario y acústica, para este tipo de eventos, con barra y baños en el exterior pero justo al salir. Una de nuestras salas favoritas de Euskadi, desde ya.

Casi lleno el recinto (positiva sorpresa), pero, ejem, hablamos de unas 150 personas, no más, para ver en directo al responsable de uno de los mejores discos de 2.016. No pudimos evitar pensar por qué este concierto no se montó en Bilbao (ninguno de los habituales amigos de la villa amantes de este tipo de music se acercó ayer a Donosti para ver a Cass; queda lejos, y cuesta moverse, se siente), y siempre pensamos, cómo no en el Antzoki. Por cierto, esta nueva sala donostiarra (cuyo conciertos, nos olemos, cuentan con doble subvención: de Tabakalera y de Kutxa, y así es difícil competir con ella) nos recordó en sus características a la sala superior del Antzoki, nuestro Paraiso particular donde disfrutamos a tope la semana pasada de unos espléndidos Wave Pictures.

Del concierto, poco que decir y todo bueno. Comenzó con uno de los hits, «Bum, bum, bum» e hizo otras muchas del nuevo disco; qué pena, se dejó dos de nuestras favoritas, «I’m a Shoe» y «Laughter Is the Best Medicine», pero a cambio interpretó varias de sus discos anteriores, como la estupenda «County line» con la que terminó el conciertto, en una versión muy extendida, o la bellísima «Brighter!», en la que echamos el falta la steel, pero quedó fenomenal, cautivadora como es.

El set fue casi perfecto, vimos (en primerísima fila todo el tiempo) a Cass tocando su Stratocaster con energía y determinación, tendió el sonido al garage por momentos y en otros a la psicodelia vía teclados, pero en general la music fue ecléctica como lo es su discografía y el estilo de sus canciones, con paradas en el pop californiano, en los ritmos y balanceos cuasicaribeños, en el folk semicountry, en lo que llamamos romería pop (como de bailar agarrado, entièndase)…, un concierto macanudo, con buen sonido, muy entretenido y variadito en estilos, en la forma de tocar la guitarra por arte de Cass (que por cierto, es muy diferente, como más clásica y corajuda, a la de un Kurt Vile o un Kevin Morby) y con un artista que no luce una voz increíblemente bella ni un chorro potente de voz, pero que domina el canto y explota perfectamente sus posibilidades vocales, tanto en registro normal como en falsete, y que se encuentra -y parece saberlo- en el mejor momento de su carrera. No es Cass un front-man ni siquiera un tipo simpático o que comunique mucho con su cara o sus gestos en escena, pero tampoco pretende epatar a nadie, se conforma con tocar dpm y con embelesar exclusivamente vía music,; de hecho, vende muy cara su sonrisa, pero no falló una, mantuvo el ritmo del asunto y el interés de la concurrencia (encantanda todo el rato con lo que estaba viendo) con total diligencia.

También en directo se percibe lo gran compositor que es Cass McCombs, cada canción (hay excepciones, y en ellas demuestra que podría hacer canciones normales maravillosas, como «Couny line») contiene giros, estribillos, arpegios de guitarra, fraseos vocales y melodías que huyen de lo obvio, que parecen regodearse buscando lo extraño y sorteando lo previsible pero, y este es su gran acierto, sin huir de la belleza, de la emoción que causa en el oyente y de los arreglos preciosos, que tampoco tiene nada de experimental lo que hace Cass; simplemente no es perezoso, busca cosas nuevas siempre, tiene pocos prejuicios estilísticos y se curra mucho el hacer una music propia, distinguible e incluso compleja de disfrutar. Hay que escuchar varias veces y con atención algunas de sus canciones para extraerles el zumo fresco y vitaminado que contienen, pero el disfrute que proporcionan una vez descubierta su belleza es alucinante. Quizá este «trabajo» que requiere su escucha es lo que hace que la music de CASS McCOMBS, no sea plato de todos los gustos, pero también es lo que lo hace diferente, único.

Una banda eficiente, como de otra época tanto en sonido como en instrumentos (bajo, guitarra, batería y teclados) y en apariencia (a destacar el traje con brillo del bajista), sin lujos ni virtuosismos, pero muy concentrada y seriota, absolutamente engrasada y que tocaba de memoria, y, lo dicho, un set que pasa directamente a nuestra lista de mejores conciertos del año, en la que intuimos desde ya que no tendrá muchos por delante.

Grande CASS McCOMBS, saldó con nota (muy alta) la deuda que tenía con nosotros, que nunca le habíamos visto con banda y que cuando le vimos tocar en solitario nos dejó fríos. Ayer fue muy pero que muy distinto.

Nos dijeron varios amigos que vieron a Cass con su banda este verano de gira en festivales (concretamente, en Oporto, en el mini-Primavera Sound) y que no fue gran cosa. Pues nosotros les decimos que en recinto pequeño, las canciones del californiano sonaron ayer fenomenal, embriagadoras y seductoras. Impecable, vamos.

Naturalmente, uno de los grandes momentos del set fue cuando CASS Mc COMBS y su banda entregaron este temazo, «Opposite house», con esos «ouaa, ouaaaaa…. Los músicos que acompañan a Cass en el video son los mismos que lo hicieron ayer en Donosti. Y la cosa cosa sonó así de bien, sí.

MARTES, PARECE VERANO, y termina el enero más frío que recordamos en mucho tiempo. A veces, desplazarse hasta Donosti un lunes por la tarde como hicimos ayer, merece la pena, y mucho. Por si con el video de abajo no te basta, te dejamos este otro con «Brighter! «una de las canciones más sublimes de las que tocaron ayer el californiano CASS McCOMBS y su banda en KutxaKluba, en el edificio Tabakalera de la capital guipuzcoana.. Escúchala, y comprobarás que no somos tan raros en nuestros gustos musicales como a veces podría parecerte.