Concierto de Lee Perk en el La Ribera

CONCIERTO DE LEE PERK, AYER. Volviendo a lo que vivimos ayer, contar que rodeados de numeroso público y muchos amigos (varios de ellos, habituales de La Estación de Neguri) y músicos de Bilbao y Getxo (muchos de ellos los habéis visto tocar en nuestro local), presentó en La Ribera (el fenomenal espacio hostelero que opera, con una generosa programación de music en directo, debajo del Mercado) ALFREDO NIHARRA (Tulsa, Fakeband) su flamante disco, «All in», con su proyecto personal, LEE PERK, trío clásico impecable en lo instrumental y estiloso a más no poder, que recrea, actualizando el sonido, la music de los años 50 y 60. El disco ha sido editado por Hanky Panky, exquisito sello discográfico de nuestro amigo Iñaki, con quien siempre es un placer charlar, más aún si hay proyectos a la vista.

Suenan las canciones de «All in», de LEE PERK moviéndose en un espacio imaginario poco o nada transitado entre el rockabilly, el country menos vaquero y los primeros Beatles. Eso sí, cuando suenan solo a una cosa, esta es el rock áspero, crudo, machote, entrecortado y divertido de Gene Vincent, Elvis Presley, Eddie Cochran y en ese plan. Tocar, lo sabíamos, tocan que lo flipas.

Comenzó el set con Alfredo algo nervioso, como un poco entumecido y sin afinar del todo su voz. Veamos, 100% comprensible, incluso en un músico con su talento y su aquilatada experiencia sobre los escenarios. Comienzas (y terminas) tocando aún con la luz del día filtrándose por la cristalera, gente entrando y saliendo sin parar que, además de distraerles en su trabajo, sonríe y mira a los músicos para que les saluden; los nervios que conlleva mostrar al público -a recinto casi lleno y con todos tus amigos enfrente «juzgándote»- por primera vez las canciones nuevas, la falta de rodaje al tocar un repertorio sin estrenar, las vacilaciones con el sonido hasta que lo pones todo OK…) pero una vez superadas las primeras canciones y acompañado por los siempre cumplidores Nacho Beltrán (bateria) y Julián López (bajo), la cosa fue mejorando notablemente y en su tramo medio y final deparó momentos estupendos, como el protagonizado por Margo Cilker cuando subió a interpretar una versión con el trío o el último cuarto de hora, de absoluta gozada, tanto cuando recrearon temas ajenos como cuando hicieron los suyos. Porque cuando suenan como ellos saben, escuchar a esta banda es una delicattesen: además de imprgnarlo todo de aroma a bourbon del bueno, irradian buen rollo de la mejor manera posible, haciendo puro musicón y alegrando la vida a la parroquia. Nos gustó más el concierto cuando Lee Perk hicieron canciones de su anterior disco, que nos sigue gustando mucho, y que fue el que tocaron las dos veces que actuaron en La Estación de Neguri, ambas saldadas con excepcional nota. Será que tenemos el oído un poco duro y nos agrada más escuchar canciones conocidas…, por lo que habrá que prestar atención a las nuevas, claro que sí.

De hecho, al volver a casa, pusimos en el reproductor del coche el cedé de Lee Perk que compramos a Alfredo in situ y nos quedamos alucinados de lo bien que suena, hasta el punto de que nos recordó por momentos al sonido de los discos de M. Ward, quizá el apóstol más venerado de quienes recuperan ese sonido de los años 50s y 60s.