Sobre los Oscar 2018

COMENTAMOS ALGUNAS COSITAS Y TAL.»La forma del agua» del niño grande Guillermo del Toro, es la gran triunfadora; la genial e irreverente Frances McDormand, logra el Oscar a mejor actriz por su arrollador papel en «Tres anuncios en las afueras»; y la reivindicativa pero sensible y nada panfletaria peli chilena «Una mujer fantástica» que vimos en el festi de San Sebastián, ha quedado como mejor peli extranjera; esto ha sido, en nuestra opinión, lo más significativo de la entrega de premios, en una ceremonia bien pensada y organizada que, por lo que hemos podido ver, poco o nada tiene que ver con eventos similares en nuestro país. «Más político-reivindicativa que espectacular-cómica» hemos escuchado en ua valoración en la radio; y qué?, si la gala está bien dirigida y tiene ritmo, pues perfecto aunque quede un poco seriota, ¿no?, no siempre tiene que ser casi un programa cómico, para que reine el buen humor -del todo impostado, claro- y las audiencias sean millonarias, pensamos; a nosotros nos gusta más así, con más formalidad y menos tonterías).

Hemos visto casi todas las pelis candidatas a MEJOR PELÍCULA (buena selección, por cierto: la inmensa mayoría son, al menos, notables e interesantes filmes; nada compacientes con la industria y el éxito fácil). Lo que nos hubiera encantado es que ganara LADYBIRD, que nos ha parecido (de las seleccionadas a mejor peli), y sin dejar de ser entretenida, imprevisible, relativamente comercial e incluso inquietante por momentos, la más rompedora y genuina, la más realista (¡cómo refleja la vifa adolescete y la dialéctica ricos/pobres traslada al interior de las familias, el choque integrados/excluidos que se vive hoy en EEUU! (y aquí, por supuesto); o sea, la versión actualizada de la lucha de clases; la vida cotidiana, los errores de rebeldía y la persecución de sueños imposibles por los ignorados por el sistema, o de los que poco a poco se van incorporando a esta nueva discriminada clase social, la que vive en «el lado equivocado de las vías», ya sea por la pérdida del trabajo, por la enfermedad, porque no se cumplieron expectativas profesionales o económicas etc; por cierto, este panorama tan crudo lo representaba igual de bien nuestra otra peli favorita del año y de temática coincidente, «Florida Project».

Nuestra segunda y tercera opción como mejor peli eran «Tres anuncios en las afueras» y la soberbia, casi perfecta «Los archivos del Pentágono», la nueva del casi infalible Spielberg.

Adoramos, desde «Fargo», a Frances McDormand y su galardón a MEJOR ACTRIZ cuesta mucho discutirlo, pero también hubiera sido justo que lo hubiese ganado la joven actriz irlandesa Saoirse Ronan, la lista, sensible, descontrolada y romántica adolescente que lucha por salir a flote y huir de un entorno familiar y local que, sin ser para nada opresivo, a ella (que no a otros amigos y compañeros suyos) se le queda corto y asfixiante. Hace Saoirse Ronan una interpretación sublime (rebosante de registros gestuales maravillosos y muy elocuentes que justifican las decenas de primerísimos planos de la peli), quizá la más deslumbrante de un año en el que han abundado las actrices en estado de gracia, citemos solo a una más, la que quizá acabe siendo considerada, si no lo es ya, una de las mejores actrices de todos los tiempos: la veterana Meryl Streep, soberbia (y dictando una lección de cómo se hace una con un papel – una rica mujer nacida en la élite social de la que es figura eminente, sencilla y asequible como persona pero con un gran carácter, y una forma de ser repleta de matices) en su papel de gran dama estadounidense que defiende, arriesgando su fortuna y prestigio, el rol imprescindible de informar, opinar e influir que juega la prensa libre en un momento crítico de la historia de su país.

Y, ya puestos a pedir, hubiémos aplaudido a rabiar la concesión del Oscar a MEJOR DIRECCIÓN a la joven debutante en la tarea y también actriz Greta Gerwig, por «Ladybird» que para nosotros ha sido la peli del año. Está muy bien dirigida, encauzando con detalle y sopesando la aportación de cada uno de los actores en un ejemplar duelo entre madre e hija, por ejemplo, y también mostrando como era la época (justo la era pre-móvil, je), la vida en provincias (en este caso, Sacramento, en California) y las aspiraciones de la gente. El final, además, es redondo a más no poder, caracterñística que comparte con «Tres anuncios en las afueras».

Terminamos con un solo apunte más. El puntazo que habría sido que el premio a MEJOR ACTRIZ DE REPARTO se lo llevara Lesley Manville, que hace de protectora, geñuda, pragmática y absorbente hermana del genial modisto al que interpreta el siempre perfecto Danyu Ley Lewis en «El hilo invisible» la última y, aun llegando sobradamente al notable (el mínimo exigible al talentoso PTA), un tanto desilusionante film del ambicioso Paul Thomas Anderson. También Laurie Metclaf, la desengañada pero poderosa madre de la prota de «Ladybird» está fantástica y podría haber sido merecedora de este premio.

Y esto ha sido todo. Resumen: la premiada como mejor peli, «La forma del agua» (ese mundo infantil y onírico, de buenos y malos y lleno de símbolos y fábulas maniqueistas bienintencionadas de Del Toro no es lo nuestro;definitivamente nos hemos hecho mayores) es la que menos nos ha llenado de las que hemos visto de las seleccionadas, que han sido casi todas (concretemos: hemos visto en las salas siete de las nueve nominadas para mejor peli; no vimos, y porque así lo preferimos tras leer las críticas no porque no pudiéramos, «El instante más oscuro» ni «Call me by your name»).

Este finde, además de atender a la música clásica en el Euskalduna (hemos ido viernes, sábado y domingo), nos ha dado tiempo para ver dos películas, ambas igualmente más que correctas como prescindibles para el cinéfilo que busca en la oscuridad de la sala historias potentes, arriesgadas, sorprendentes, que planteen temas diferentes, que generen momentos y experiencias intensos, emocionantes, comprometidos, realistas, inquietantes y, que sin renunciar a la belleza, al buen uso de las herramientas y el lenguaje cinematográficos ni al entretenimiento del espectador, le plantee los dilemas de hoy y aborde temas sociales importantes…; en fin, las dos pelis que si las ves pasarás un rato realmente agradable pero poco más son «Todo el dinero del mundo» (la del secuestro del nieto de Getty en los años 70) y «Gorrión rojo», de espías rusos y norteamericanos, con la deslumbrante Jennifer Lawrence que demuestra, por si aún hiciera falta, que es una actriz extraordinaria.

Todo este catálogo de exigencias quele ponemos al cine lo hemos encontrado últimanente en la rusa «Sin amor», en las dos americanas premiadas esta noche en los Oscar: «Una mujer fantástica» y «Tres anuncios en las mujeres», en la nominada «Ladybird» que se ha ido de vacío (inadmisible, je) y en la injustamente ignorada (salvo la justificada norminación a Willem Dafoe como actor secundario) «Florida project», peliculón donde los haya.

Venga, music. De una peli, «Call me by your name», que pese a sus innegables méritos no hemos visto aún (ya caerá, ya), porque lo leído en las críticas no nos ha motivado a ir a la sala a verla.

Nuestro adorado SUFJAN STEVENS, uno de los músicos pop/folk más talentosos de su generación y de todas las generaciones, compuso e interpretó este temazo para «Call me by your name», que llegó a ser nominada como mejor canción en esta edición de los Oscar. No ganó, pero escúchala y opina, si te va bien: