La maravillosa «Tangled up in blue», de Bob Dylan

OTOÑO, DOMINGO, LLUEVE pero al menos no hace frío.
Ayer sábado, por la mañana fuimos al monte, encontramos algunas setas (tres o cuatro edulis ya veteranos pero bien grandes, y tres o cuatro también, pero docenas de níscalos, estos sí, frescos y jóvenes), y por la tarde/noche disfrutamos en La Estación de Neguri en un animado acto de la inauguración de la expo de pinturas de TXEMA DOMÍNGUEZ. No te la pierdas, tienes hasta el 4 de noviembre..

Seguimos, en tu local favorito de Getxo, haciendo llamadas a cantantes y «pensantes» dylanianos y dándole vueltas a cómo organizar el evento de CELEBRACIÓN DEL NOBEL de Literatura a BOB DYLAN. Todavía no sabemos si será este miércoles 19 o el sábado 22. No es sencillo casar tantas agendas. Pero lo haremos, y te mantendremos informado; sí, la fecha y la hora la sabrás con antelación suficiente para que busques un hueco en tu calendario de actividades y puedas venir.

Os dejamos con una de las más icónicas, y poéticas, canciones de Dylan, la maravillosa TANGLED UP IN BLUE, publicada en 1.975, en el disco ‘Blood on the tracks’, ese disco que, otra vez de la mano de Columbia, confirmó su regreso a las listas de éxitos, aquel en el hablaba de su separación de Sarah Lownds, ese sobre el que su hijo Jakob dijo que era como su padre y su madre hablando, o el que es tenido como uno de los de poemas más tristes, no en vano son muchos los que tratan de la angustia, el peso del pasado y la soledad. Ese discazo que, además de «Tangled…» contiene piezas como «Simple Twist of Fate» o «If You See Her, Say Hello»

Dice así, en una canción instrumentalmente espartana y con un texto tan largo y torrencial que tienes que merecer el Nobel de Literatura para justificarlo en una canción. Es una broma:

«TANGLED UP IN BLUE»

ENVUELTO EN TRISTEZA

Por la mañana temprano brillaba el sol
yo estaba tumbado en la cama
preguntándome si ella habría cambiado
si su pelo sería rojo todavía
sus parientes decían que nuestra vida juntos
iba a ser difícil con toda seguridad
a ellos nunca les gustó la ropa hecha en casa
el talonario de cheques de papá
no era lo bastante grande
y yo estaba a un lado de la carretera
la lluvia cayendo sobre mis zapatos
dirigiéndome a la costa este
el Señor sabe que he tenido que pagar lo mío
para seguir adelante
envuelto en tristeza.

Ella estaba casada cuando la conocí
iba a divorciarse enseguida
la ayudé a salir de un follón, supongo
pero empleé demasiada energía
condujimos ese coche lo más lejos que pudimos
abandonándolo en el oeste
rompimos una triste noche oscura
ambos de acuerdo en que era lo mejor
ella se volvió para mirarme
cuando ya me alejaba
la oí decir por encima del hombro
“volveremos a encontrarnos
algún día en la avenida”
envueltos en tristeza.

Tuve un empleo
en los grandes bosques del norte
trabajando como cocinero
pero aquello nunca me gustó demasiado
y un día el hacha cayó
así que me largué para Nueva Orleans
donde me empleé algún tiempo
en un barco de pesca
en los alrededores de Delacroix
pero entretanto yo estaba solo
el pasado pegado a mis talones
vi montones de mujeres
pero ella nunca salió de mi mente
y solo crecí
envuelto en tristeza.

Ella trabajaba en un local de “topless”
y yo me paré allí a tomar una cerveza
sólo miré su perfil
a la luz del foco
y después cuando la gente se iba
yo iba a hacer lo propio
ella estaba de pie ahí detrás de mi asiento
me dijo, “no sé como te llamas”
yo murmuré algo en voz muy baja
ella estudió los rasgos de mi cara,
debo admitir que me sentí algo incómodo
cuando se agachó para atar el cordón
de mi zapato
envuelto en tristeza.

Ella encendió un fuego de la estufa
y me pasó una pipa
“creí que nunca ibas a decir hola”,
dijo ella
entonces abrió un libro de poemas
y me lo pasó
escrito por un poeta italiano
del siglo trece
y cada una de las palabras sonaba a verdad
y brillaba como un carbón ardiente
fluyendo de cada página
como si estuvieran escritas en mi alma
de mí a ti
envuelto en tristeza.

Viví con ellos en la calle Montague
en un sótano bajo la escalera
de noche había música en los cafés
y revolución en el aire
luego él empezó a comerciar con esclavos
y algo en su interior murió
ella tuvo que vender todo lo que tenía
y se volvió muy fría
y cuando por fin llegó a tocar fondo
me volví taciturno
la única cosa que supe hacer
fue seguir adelante, como un ave que vuela
envuelta en tristeza.

De modo que ahora estoy volviendo otra vez
tengo que encontrarla de algún modo
toda la gente que solíamos tratar
ahora me parece una ilusión
unos son matemáticos
otras son mujeres de carpinteros
no sé cómo empezó todo esto
no sé qué están haciendo con sus vidas
pero yo, yo todavía estoy en la carretera
dirigiéndome a otro cruce
siempre hemos sentido lo mismo
solo que lo vemos desde
puntos de vista diferentes.
envuelto en tristeza.

«La tristeza tiene su parte de belleza», cierto es y esta canción lo muestra bien a las claras; lo escribió hace poco para una gran canción de su último disco nuestro amigo, el también songwritter y getxotarra, Ricardo Mcenroe.